En un contexto donde el mundo se acerca a un conflicto generalizado, un equipo de científicos realizó una simulación sobre lo que podría pasarle a un cuerpo ante el lanzamiento de una bomba nuclear. La animación detalla el impacto de una explosión en cinco zonas distintas, cada una a cierta distancia del lugar del estruendo.
El video muestra que incluso quienes se encuentran en los lugares más alejados tampoco están a salvo. Para los estén en la zona uno, un rango exterior del radio de la exposición entre 1,27 kilómetros y 3,27 km, los principales riesgos son quedar ciego a medida que las retinas se queman por la intensidad del fuego.
Esta consecuencias sería acompañada de quemaduras de segundo grado, causada por una ráfaga de radiación. Al mismo tiempo, la onda sonora del impacto puede dejar sordos temporalmente o permanentemente a quienes se encuentren en este rango.
El destino de aquellos que se encuentran en la zona dos, a 600 metros y 1,27 km de la explosión, es que la onda expansiva será lo suficientemente fuerte como para derribarlos en el momento. La presión provocaría quemaduras de tercer grado, conmociones cerebrales y tímpanos rotos.
Para las personas en la zona tres, ubicados entre 350 y 600 metros del impacto, las cosas empeoran seriamente. Los que están cerca de la detonación nuclear son alcanzados por una onda de choque de 800 km/h que se produce en un segundo y medio después de la explosión.
Esto no solo causaría que los cuerpos vuelen como muñecos, sino también lesiones como hemorragias de sangre y órganos rotos. Los pulmones son particularmente devastados por el choque de la onda y las víctimas sufren quemaduras de cuarto grado en gran parte del cuerpo.
Los que están en la zona cuatro, entre 200 y 350 metros, se encuentran en lo que el video denomina como “bola de fuego”. La animación muestra que las personas en este radio son incineradas por un rápido aumento de la temperatura y segundos antes de que sus cuerpos sean desmembrados por la onda expansiva.
Las personas en la zona cinco, cualquiera que se encuentre más cerca de los 200 metros, queda vaporizado de manera inmediata y efectiva. Al momento de que el arma nuclear detona se forma una bola de aire a 15.000.000 °C, por lo que todo dentro de este radio se convierte en gas sobrecalentado.
Sin embargo, para quienes se encuentran en las zonas exteriores de la explosión también se verán afectados. Estos tendrán que enfrentarse ante una ola de metralla voladora hecha de vidrio, hormigón y metal desde los edificios y rascacielos destruidos.
Aún lejos del epicentro: radiación y enfermedad
La radiación propagada por el lanzamiento afectará el aire, el agua y a las personas durante décadas. La exposición a la emisión de energía, que es imposible de ver, oler o saborear, daña los tejidos profundos del cuerpo y causa una afección llamada enfermedad por radiación.
Dependiente del grado de ondas electromagnéticas, el paciente puede recuperarse o entrar en un periodo trágico de vida. En los niveles más altos, un paciente extrañamente se recuperará algunos días después del evento antes de enfermarse mucho más a medida que su cuerpo apaga sus órganos y células dañados sin posibilidad de reparación.
Estas víctimas suelen morir en cuestión de semanas, incluso con atención médica, porque su cuerpo prácticamente deja de funcionar o es incapaz de combatir cualquier tipo de infección. A largo plazo, la exposición a la radiación, así como a alimentos y agua contaminados con material radiactivo, puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.
Prueba Trinity
El video se basa en la explosión de la “Prueba Trinity”, la primera detonación de un arma nuclear que tuvo lugar en Nueva México en 1945 y llevada a cabo por el famoso físico estadounidense J. Robert Oppenheimer. La bomba tenía una potencia de 18,6 kilotones, medida que se utiliza para este tipo de armamento.
Las armas nucleares de la era moderna se miden en cientos de kilotones. Esto significa que el radio de explosión de cualquier bomba atómica moderna será de una magnitud y devastación mucho mayores que las mostradas en la simulación.
Recomendaciones ante “emergencia radiológica”
El Gobierno británico emitió recomendaciones sobre lo que las personas deben hacer en caso de una “emergencia radiológica”. El principal consejo es entrar a un lugar cerrado lo antes posible, lo que puede reducir la exposición a la radiación en un 85%, según responsables sanitarios.
“Los edificios hechos de ladrillo, piedra, hormigón o materiales similares proporcionan la mejor protección, pero estar dentro de cualquier edificio es mejor que estar afuera”, afirman los agentes de salud. Las personas que estuvieran afuera y cerca del área de emergencia correrían el riesgo de que su ropa, piel y cabello se contaminaran. Como resultado, se les puede recomendar que se autodescontaminen, lo que implica quitarse la ropa (lo cual elimina el 90 por ciento de cualquier contaminación) y ducharse.